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París vuelve al orden mientras Macron prepara una respuesta a los disturbios
Por Geert De Clercq, Elena y Gyldenkerne PARÍS (Reuters) - Los operarios barrían el domingo en París los cristales rotos y retiraban los coches incendiados la víspera durante los últimos disturbios de los “chalecos amarillos”, mientras el gobierno advertía de un menor ritmo de crecimiento por culpa de las protestas y avanzaba que el presidente Emmanuel Macron se dirigirá a la nación esta misma semana. El sábado, manifestantes en contra del gobierno causaron estragos en la ciudad de la luz por cuarto fin de semana consecutivo, arrojando piedras, quemando coches y destrozando tiendas y restaurantes. Por toda la ciudad sucursales bancarias, jugueterías, ópticas y otros comercios tuvieron que sellar unos escaparates destrozados durante las protestas, lo que no evitó que las paredes quedasen cubiertas de consignas contra Macron. “No pasarás de las Navidades, Emmanuel”, decía una pintada en una tienda próxima al bulevar de los Campos Elíseos. Macron, elegido en mayo de 2017, se enfrenta a crecientes críticas por no haber hablado en público en más de una semana, un periodo en el que la violencia no ha hecho más que subir. Esta agitación en plena temporada de compras navideñas ha asestado un duro golpe al comercio minorista, a la industria turística y al sector manufacturero, ya que los bloqueos de carreteras han interrumpido las cadenas de suministro. El sábado, la Torre Eiffel y varios museos cerraron sus puertas por motivos de seguridad, al igual que los principales grandes almacenes de París, en el que debería haber sido un excelente fin de semana de compras. El movimiento de protesta tendrá “un severo impacto” en la economía francesa, dijo el domingo a Reuters el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, mientras recorría un barrio de lujo en el centro de París que fue objeto de fuertes saqueos la noche del sábado. “Cabe esperar una nueva desaceleración del crecimiento económico a final de año por las protestas de los ‘chalecos amarillos’”, dijo Le Maire. A mediados del mes pasado, antes de las protestas, el banco central francés esperaba un crecimiento del 0,4 por ciento en el cuarto trimestre. Los economistas dijeron entonces que la economía tendría que crecer a un ritmo del 0,8 por ciento en el último cuarto del año para conseguir el objetivo del gobierno de un crecimiento del 1,7 por ciento anual. “ESTÁ TODO ROTO” Gregory Caray, propietario de dos tiendas de muebles en el centro de París, dijo sentirse aliviado al comprobar que su tienda no había sufrido el vandalismo, pero las tablas de madera que protegían el escaparate estaban cubiertas de pintadas. “Se puede entender el movimiento de los chalecos amarillos. Pero esto es completamente inaceptable. Con este ya son tres fines de semana seguidos. Mire a su alrededor, está todo roto, dañado. Todas las tiendas tuvieron que cerrar y gastar dinero para sellarlas. Y así todas las semanas”, dijo a Reuters. Llamadas así por los chalecos de seguridad fluorescentes que son obligatorios para los concuctores en Francia, las protestas de los “chalecos amarillos” estallaron el 17 de noviembre, cuando casi 300,000 manifestantes salieron a las calles de todo el país para denunciar el alto coste de la vida y las reformas económicas liberales de Macron. El martes pasado, el gobierno dio marcha atrás en la subida de los impuestos a los carburantes en un intento de aplacar la ira popular, pero para entonces las protestas ya se habían transformado en una especie de rebelión contra Macron. “No sé si es necesario que Macron dimita, pero tiene que cambiar completamente de rumbo”, dijo Bertrand Cruzatier mientras contemplaba como el personal de limpieza frotaba las pintadas contra el presidente en la Plaza de la República. Una pancarta que colgaba de la estatua de Mariana, símbolo de la república francesa, rezaba: “Devúelvenos el dinero”. La última vez que Macron se dirigió al país por televisión fue el 27 de noviembre, cuando dijo que unos “matones” no iban a condicionar la agenda política del Ejecutivo. El portavoz del gobierno, Benjamin Griveaux, dijo el domingo que Macron haría “anuncios importantes esta semana. “Sin embargo, no todos los problemas de los ‘chalecos amarillos’ se van a resolver agitando una varita mágica”, advirtió. En sus protestas, los “chalecos amarillos” exigen impuestos más bajos, salarios mínimos más altos y mejores pensiones. Sin embargo, ante la situación de déficit de Francia, que no quiere incumplir las reglas presupuestarias de Bruselas, Macron no dispone de mucho más margen de maniobra. Jamileth |
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